La música y el procesamiento cerebral

En la primera lectura se aborda el funcionamiento de los hemisferios cerebrales en el aprendizaje y la actividad musical. Se resalta que el hemisferio izquierdo es analítico y secuencial, mientras que el derecho busca la síntesis y la generación de patrones. Aunque la enseñanza tradicional ha dado prioridad al hemisferio izquierdo, se enfatiza la importancia de activar ambos hemisferios para un aprendizaje integral. En lo que respecta a la música, se señala que el hemisferio derecho se encarga de la información melódica y las emociones, mientras que el izquierdo está implicado en el ritmo y la ejecución musical.


Además, se destaca que la práctica musical en niños tiene beneficios significativos, como mejorar el rendimiento escolar, la percepción auditiva y el desarrollo cerebral. Se menciona que los niños que practican música son más disciplinados, tienen mejor desempeño en matemáticas y lectura, y muestran una mayor interconexión entre ambos hemisferios cerebrales. El documento también explora las funciones específicas de cada hemisferio cerebral. El hemisferio derecho está asociado con la expresión no verbal, la intuición y la creatividad, mientras que el izquierdo se relaciona con el lenguaje verbal, la capacidad analítica, el razonamiento lógico y la resolución de problemas. Se discute sobre las áreas especializadas en el lenguaje como el "Área de Broca" y "Área de Wernicke", ubicadas en el hemisferio izquierdo. En conclusión, se destaca que si bien existe una tendencia a considerar al hemisferio izquierdo como dominante en la mayoría de las personas, es fundamental reconocer la importancia de activar ambos hemisferios para un funcionamiento cerebral óptimo.


La segunda lectura aborda el desarrollo musical en niños, destacando la importancia del ritmo y el movimiento en su evolución. Se menciona que los niños muestran respuestas activas a la música desde temprana edad, con movimientos rítmicos y primeros intentos de baile alrededor de los 18 meses. A medida que crecen, su capacidad para seguir ritmos y reproducir modelos rítmicos mejora, siendo más exitosos a partir de los 6 años. Se destaca la relevancia de la música en el juego infantil y cómo los niños manifiestan preferencias musicales desde sus primeras interacciones sonoras. En cuanto al ritmo personal motor, se menciona que varía con la edad, acelerándose progresivamente hasta los 7 u 8 años para luego disminuir. Se resalta la importancia de desarrollar el control motor elemental y la coordinación a través del ritmo. Además, se explora el balanceo como una forma de compás espontáneo motor en los niños, detallando su evolución desde los primeros meses de vida. El documento también aborda el desarrollo melódico y de la canción en los niños, destacando cómo aprenden a cantar canciones como una manifestación vocal compleja de sus capacidades musicales. Se menciona que el proceso de evolución del canto hacia una canción estructurada refleja conceptos piagetianos de asimilación y acomodación. Se destaca la importancia del balbuceo musical como una respuesta temprana a la experiencia musical del niño, evidenciando su percepción musical desde una edad temprana. En resumen, el archivo proporciona una visión detallada sobre cómo los niños desarrollan habilidades musicales desde sus primeros meses de vida, explorando el ritmo, el movimiento, el balanceo y la percepción melódica como elementos fundamentales en su crecimiento musical y cognitivo.


La tercera lectura "La Música a Través del Juego" de Inmaculada Pérez Ríos aborda la importancia de utilizar juegos musicales en el aula para involucrar a los estudiantes en el aprendizaje de la música de manera activa y significativa. El enfoque lúdico busca motivar a los alumnos, fomentando la participación, el respeto y la aceptación en un ambiente relajado. Se proponen una serie de juegos con diferentes niveles de dificultad para estimular el desarrollo educativo y musical, centrándose en el conocimiento de los instrumentos musicales y sus familias. Sus actividades más destacadas son El Intruso, juego de discriminación visual donde se identifica un instrumento fuera de una familia. Audición Activa, los alumnos asocian fragmentos musicales con dibujos de instrumentos. Haz lo que Suenen asociación de movimientos con timbres instrumentales…etc. Estas actividades no solo promueven el aprendizaje musical, sino que también desarrollan habilidades como la coordinación, la percepción auditiva, la memoria visual-espacial y fomentan la cooperación y el respeto entre los alumnos. Los juegos propuestos se adaptan a diferentes contenidos musicales, lo que los hace versátiles y aplicables a diversas áreas dentro del aprendizaje musical.

 

Realizado por: Clara Robles García

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